MNU y Lic. Gabriel Ballesteros Martínez
“RED Q” no puede ser visto solo como un tema de campaña; no es correcto utilizarle como la oportunidad para tundir al Gobierno del Estado y para crispar la mente de los electores de manera mezquina e irresponsable, máxime si no se tiene una alternativa clara que ofrecer y una receta seria que en realidad sea distinta a la que se está actualmente implementando para reestructurar el sistema de transporte colectivo en Querétaro.
Foto: El Universal Querétaro
Siete son los pasos para establecer un buen sistema de transporte colectivo:1) crear una empresa única para transformar el modelo del hombre/camión a un modelo que gobierne el servicio público sobre bases corporativas sólidas; paso que ya logró Red Q; 2) estructurar un sistema de prepago que permita la homologación de ciertas condiciones del servicio, lo cual lleva haciéndose dos años y ha costado mucho esfuerzo tanto a transportistas como a usuarios pues nuestra cultura del uso del camión tiene vicios tan profundos como aberrantes sobre la base de una tesis fundamentalmente equivocada que practicamos todos los días en esta ciudad: el transporte va al pasajero y no el pasajero al transporte.
Paso 3): una vez que esto se logra viene la reestructuración de rutas, frecuencias de paso y horarios; con ello se debe lograr que las condiciones del servicio al usuario se estandaricen y el modelo financiero del sistema encuentre su balance entre todos los prestadores del servicio; es aquí donde comienza a verse el cambio. Aquí es donde estamos ahora, donde lo viejo no ha acabado de morir y lo nuevo no ha terminado de nacer; el momento más peligroso y proclive a sucumbir ante la crítica fácil de señalar que no funciona. Una crítica que suelta el usuario que sigue viendo a choferes trogloditas; que suelta el chofer que siente amenazada su chamba y que libera el opositor político para que el nuevo modelo no se convierta en una medalla de su oponente.
Del éxito del paso 3 dependen los siguientes. El paso 4) es disminuir o aumentar el parque vehicular (renovarlo en su caso) para que todas las rutas circulen sobre parámetros de eficiencia y en equilibrio; es decir, que los carros vayan en todas sus corridas con el número de usuarios que hagan válida la ruta y que la frecuencia de paso garantice al usuario llegar en tiempo y forma a su destino. Este es otro tema donde hay avances pero que no se van a poder consolidar si de manera populista seguimos tratando de darle gusto a todos los actores al mismo tiempo; como pasajero me tocará caminar a la parada, como transportista tendré que asumir los márgenes de mi negocio y no competir por el pasaje y, como autoridad tendré que sostenerme firme para que no se autoricen rutas innecesarias, se atiendan las zonas que necesitan subsidio o no se aglomeren donde la necesidad está satisfecha.
El paso número 5) implica la remodelación de la infraestructura para el transporte colectivo (que puede ser al mismo tiempo que el paso 4); hay que asignar suelo en la ciudad y dedicarlo al transporte colectivo sin afectar las otras redes: carriles confinados, donde se pueda; mejores bahías de ascenso y descenso; mejores paradas (techadas y cómodas) y, en su caso, comprar suelo para poner las estaciones de transferencia. Nada fácil este paso pero lo bueno es que implica tan solo dinero, planeación y técnica. Llegando a este punto es donde el prepago muestra todas sus bondades. Aquí también es donde el transporte colectivo se integra con las demás redes de movilidad: peatonal, ciclista, taxi, por supuesto el vehículo particular e incluso sistemas como el transporte articulado (metrobus) o incluso en tranvía.
El paso 6) es transformar al chofer en un conductor profesional y crear un modelo de recursos humanos profesionales en todo el sistema; con un esfuerzo de gestión administrativa respetando los derechos laborales tenemos que llegar a un operador con todas las garantías de capacitación, salario, prestaciones y expectativas de carrera dentro del sistema. Esto no puede hacerse si no se logran los pasos anteriores pues de lo contrario no sabemos cuántos son ni donde van.
Y por último el paso 7 que es mixto (de infraestructura y de cultura urbana). Ya maduro el modelo, quizá después de 6 a 8 años, es donde podríamos ya pensar en la integración regional y estatal de todo el sistema, el modelo puede servir para planear el crecimiento de nuevos polos de desarrollo e incluso para contener otras redes de información aprovechando la cantidad de usuarios cotidianos.
Esto es soñar? No, definitivamente no. Es una receta probada que han practicado ciudades como Bogotá y Medellín en Colombia o como León y Chihuahua (recientemente) en nuestro país. Ciudades con circunstancias similares a Querétaro que hoy ya gozan de los efectos del paso 4, 5 y 6.
Desaparecer RED Q sería renunciar a tres de los siete pasos que ya hemos dado. El nombre es lo de menos, lo que no es admisible es pretender usar las naturales vulnerabilidades de esta política pública (en el momento en que está actualmente) para azuzar el voto este 7 de junio. Si me preguntan y me disculpan la expresión, este programa debería gozar de un blindaje político; pretender reeditar el país o Querétaro cada tres o seis años es lo que nos tiene hincados en muchos asuntos. Creo que más valdría reconocer al gobierno actual que le entró al tema y garantizar la continuidad del modelo, que pretender desaparecerlo. Eso sí sería un gran error.