Pese a tener una población mayoritariamente joven, México no será ajeno a los cambios demográficos que el mundo atravesará en las próximas décadas.
México debe prestar atención especial al envejecimiento demográfico previsto para los próximos años si desea ser un país que cuente con ciudades inteligentes, dijo el pasado 6 de septiembre la coordinadora de Diseño Urbanístico de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), Pamela Castro.
El país no ha sabido utilizar el «bono demográfico» que supone tener una media poblacional joven y ahora le toca pensar en el reto de «cómo la ciudad va a tener que habituarse a personas de edad madura».
Las urbes inteligentes son aquellas que utilizan las tecnologías de la información y la comunicación para auxiliar en la gestión de servicios públicos, entre ellos la movilidad, la energía y el manejo de residuos sólidos.
En concreto, la Ciudad de México aglutina grupos poblacionales aislados en la periferia sin acceso completo a necesidades básicas, entre los que hay muchos ancianos y niños.
«Las viviendas o agrupamientos donde hay gente más mayor debería ser parte de nuestras preocupaciones», declaró la experta durante su ponencia en el pasado foro Green Expo, celebrado en Ciudad de México.
La planificación de las ciudades inteligentes a nivel urbanístico debe ser pensada para los jóvenes, ya que «los plazos en urbanismo son a 20 o 30 años», cuando estos serán adultos mayores, dijo a Efe.
«La gente adulta necesita sistemas de transporte seguros para no sufrir accidentes», agregó, refiriéndose a algunas carencias de la capital del país.
El transporte debe ser cercano a la vivienda y a los suministros de necesidades básicas, algo en lo que las aplicaciones móviles deben tener un papel protagonista.
«Los servicios de salud también deben mejorarse», dijo Castro, quien destacó la necesidad de impulsar «gimnasios gratuitos y lugares donde poder ejercitarse mentalmente».
Será necesario llegar «a una edad adulta donde seamos más hábiles y productivos», apuntó la experta, quien indicó que la previsión del estancamiento demográfico puede «resultar engañosa».
Aunque la edad promedio del mexicano se sitúa actualmente en 27 años, ello no hará que el país escape del destino demográfico de la mayoría de sociedades. De acuerdo con la Secretaría de Salud, en 2050 habrá 49,4 millones de personas mayores de 70 años en el país.
«A pesar de que no crecemos al ritmo al que lo hacíamos en los años 70, sí tenemos muchos niños», por lo que los primeros años de vida también deben estar en el centro a la hora de desarrollar una ciudad que brinde bienestar social, económico y ambiental a sus ciudadanos.
La mitigación de los gases de efecto invernadero también resulta esencial como medida preventiva a un envejecimiento tortuoso, resultando propicio promover la electromovilidad.
El cambio en el combustible contribuirá a una menor emisión de toneladas de gases de efecto invernadero, aseveró.
En esta línea, promover la conservación y adecuación de parques y áreas verdes mitigaría efectos ambientales nocivos, como las olas de calor, para la salud en edades avanzadas.
Por último, Castro valoró la agricultura en azoteas y los huertos urbanos como una forma de mitigar el impacto que las fuertes lluvias tienen sobre los sistemas de drenaje de las ciudades.