El Arte de Concertar (Primera Parte)
Por MNU y Lic. Gabriel Ballesteros Martínez
Concertar los intereses en materia de desarrollo urbano y obra pública, no solo es cuestión de planos y explicaciones; no solo es materia de estudios sobre lo que es o no conveniente; con frecuencia ni siquiera es un tema que tenga que ver con dinero o ventajas inmediatas; concertar los intereses entre el gobierno, los vecinos y las empresas es un arte urbano que sucede delicadamente; fruto de la preparación, de la inteligencia política y del tino al escoger al negociador. Es consecuencia de la mano firme y del arte torero de no hacer caso a quien solo quiere llevar agua a su molino. Se da con información y se cosecha con humildad.
Siempre hay más de una solución ingenieril para cualquier entuerto urbano. Estoy seguro que el trazo del Distribuidor Querétaro Capital tiene varias opciones; como seguramente las tuvo el Bicentenario y como las ha de tener el que se realiza en la Plaza de Toros. Si uno se fija siempre hay que criticar, siempre alguien que pierde comodidad. Siempre una curva mal trazada, un letrero erróneo, un semáforo mal ubicado, etc…
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Muchas son las anécdotas. Otra de antología es la del puente de Industrialización –apodado en sus inicios “el puente de Rolando”– hoy conexión eficiente del centro de la ciudad con Hércules. Era, según los vecinos de Álamos Segunda Sección, un atentado a su seguridad y podría significar la debacle del valor del suelo. Si lo vemos hoy, salvo por el ineficiente retorno hacia el sur, lo estrecho del corte y el tamaño de las guarniciones, es indispensable para darle un respiro al nudo de Los Arcos y la Colonia no perdió calidad de vida.
El reciente enfrentamiento entre vecinos y autoridades municipales en la Colonia Arboledas no debe tomarse a la ligera. Es una muestra presente de los muchos idiomas que hablamos en la ciudad y de la falta de una estructura institucional para la concertación política y social de la obra pública. Es una muestra más de lo que nos urge el Instituto de Planeación Territorial; un detalle de lo mucho que hace falta el Diseño Urbano Participativo como eje de la preparación de los presupuestos anuales y, asimismo, de la urgencia que tenemos por una nueva Ley de Planeación (1991).
Escuchaba la semana pasada el relato del enfrentamiento entre la Señora Rojas, añeja representante de la Colonia Arboledas y el Presidente Municipal. Lamente lo sucedido pues ese desgaste mutuo lesiona las instituciones y no puede reducirse su análisis simplemente a una pugna PRI-PAN, cual entrenamiento para las elecciones que vienen. Por más antecedentes que la Señora Rojas tenga en el activismo priista y lo eterno de su cargo al frente de la Colonia, lo que sin duda demerita su legitimidad, ella no es extraña a otros, que respaldados por el PAN o el PRD han tratado de obstaculizar el desarrollo de la obra pública exacerbando la posible (o imposible) amenaza que significa.
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El diseño participativo y la planeación democrática son los antídotos para evitar que la obra pública sea electorera, impulsiva o tan solo emergente. Es la manera inteligente de evitar que un giro indeseable se inserte donde no va. Son técnicas y procedimientos que previenen el conflicto y garantizan armonía. En la próxima entrega hablaremos de ellos, así que por lo pronto aguante el tráfico que es por su bien!!
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