La CDMX se encamina al colapso por la falta de agua
La falta de agua podría poner en aprietos a la Ciudad de México, urbe que cuenta con una disponibilidad del vital líquido semejante a la del desierto de Arabia Saudita.
El desperdicio, la falta de conciencia, el relativo acceso para el 90 por ciento de la población y la sobreexplotación de los mantos acuíferos están llevando a la Ciudad de México hacia el colapso hídrico que dejaría sin agua a millones de capitalinos.
Así lo dejó de manifiesto el director general del Sistema de Aguas de la Ciudad de México (Sacmex), Ramón Aguirre Díaz, quien declaró a Notimex que alrededor de un millón de personas padece la falta parcial o total del vital líquido.
Sin descontar que 18 por ciento de la población está sujeta a tandeos de una a dos o tres veces por semana, situación que no se puede minimizar, señaló el funcionario del Gobierno de la ciudad.
Precisó que “el destino todavía no nos alcanza”, porque actualmente la ciudad tiene un servicio satisfactorio para el 90 por ciento de sus habitantes.
Para quienes cotidianamente abren las llaves del lavabo para lavarse las manos o los dientes; o abren el grifo para bañarse diariamente, poco podrían pensar que esta urbe tiene una disponibilidad de agua por habitante, sólo equiparable a la disponibilidad de agua que hay en el desierto de Arabia Saudita.
Por ello, los torrentes de agua vienen desde muy lejos a calmar la sed de la capital del país, a la que parece no preocuparle mucho que muy pronto podría sufrir un estrés hídrico sin precedente, debido entre otras cosas, a la sobreexplotación del acuífero que conforma el Valle de México y su crecimiento depredador de más de 20 millones de habitantes.
La altura y la ubicación de la Ciudad de México complica cualquier tipo de solución y la disponibilidad de agua se vuelve realmente limitada; de hecho, es la metrópoli con mayor estrés hídrico del país y con uno de los mayores en el mundo.
Al problema de traer desde muy lejos el agua, debe sumarse la ubicación que tiene la urbe, considerada entre las 20 más importantes del mundo.
“El servicio de agua en la Ciudad de México es particularmente costoso por las características que tiene la ciudad: su ubicación en el centro del país y a 1,200 metros de altura, hace muy caro el servicio y además el hecho de haber invadido una laguna, nos hace tener un equipamiento de drenaje que no la tiene ninguna ciudad del mundo”, expresó Aguirre Díaz.
Para hacer frente a este problema, la ciudad se abastece del vital líquido de fuentes externas, pero principalmente, sacando el agua que se almacenó en el subsuelo durante miles de años, resolviendo relativamente fácil la falta de fuentes de suministro.
Se cree que los sistemas Lerma y Cutzamala son las principales fuentes de abastecimiento para la capital; sin embargo, sólo representan el 30 por ciento del total que se consume; el 70 por ciento proviene de los acuíferos.
Durante muchos años se han perforado pozos no sólo en la capital, sino en todo el Valle de México, sacando miles de millones de metros cúbicos, que hoy generan otros problemas como los hundimientos que tienen que ver con la sobreexplotación del acuífero.
El director general de Sacmex explicó que el Valle de México debe tener más de 1,500 pozos; la Ciudad de México tiene 430 funcionando. Agregó que la otra parte está en el Estado de México donde se suman pozos para las zonas agrícolas de esa entidad.
Aseguró que de acuerdo con datos de la Comisión Nacional del Agua (Conagua), la extracción que se tiene, es que se está sacando el doble de lo que es la recarga, y si se aspira a detener la sobreexplotación del acuífero, habría que parar la mitad de los pozos para logar el equilibrio.
No obstante, en la Ciudad de México se extrae más de seis veces lo recomendado, para ser más claros, el acuífero que más se explota en el país es el del Valle de México, incluso tiene un récord mundial; le saca cada año dos presas llenas juntas de las dimensiones de Valle de Bravo.
Aguirre Díaz hizo énfasis en que está muy claro que el acuífero tiene un volumen finito. “No es infinito y lo estamos agotando, de ahí la urgencia de reducir esa extracción de agua del subsuelo de la ciudad”, subrayó.
Estudios al respecto señalan que esa sobreexplotación conduce al agotamiento y a la destrucción del acuífero, que a más tardar en 50 años nos podría llevar a una situación de verdadera emergencia, si no se hace algo desde este momento.
La sobreexplotación del acuífero, también conlleva a otro problema, el hundimiento constante de la Ciudad de México. En promedio se registran hundimientos de 10 centímetros por año, lo que significa que hoy se encuentre diez metros por debajo del nivel de la ciudad en tiempos de la Revolución Mexicana.
Sin embargo, en las zonas de oriente y extendiéndose hacia el Valle de México, en lugares que ocuparon los lagos de Chalco, Xaltocan y parte del de Texcoco se han registrado hundimientos de 20 y hasta 40 centímetros.
Javier Velázquez Moctezuma, investigador de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM) Iztapalapa, comentó que el manto acuífero ha sido sobreexplotado desde hace muchos años y eso ha ocasionado hundimientos y grietas muy graves en la ciudad, presentándose agujeros en el subsuelo que de repente se tragan coches o hasta camiones completos de rediles.
Por otro lado, según el exdirector de la Comisión Nacional del Agua, José Luis Luege Tamargo, la sobreexplotación del acuífero, junto con la desecación de los antiguos lagos ha provocado la deshidratación de las arcillas, provocándose una fuerte reducción de su volumen y compactándolas, lo que genera el hundimiento del suelo y explica las constantes apariciones de grietas y socavones.
En tanto que el presidente de la Comisión de Medio Ambiente de la Asamblea Legislativa, Xavier López Adame, expresó que lo más preocupante es que el hundimiento de la ciudad es diferencial, es decir, hay zonas que se hunden más que otras, lo que provoca la ruptura de la red hidráulica.
Además, abundó, dicha red tiene un promedio de vida de 60 años, aunque hay casos que alcanzan hasta los 100 años, como es el Centro Histórico, que se construyó durante la época porfirista.
La red hidráulica, dijo el legislador, es sumamente antigua y vieja, en algunos casos tiene más de 60 años y como la Ciudad de México se hunde de manera diferencial, entonces eso hace que las redes hidráulicas se vayan trozando, lo que provoca una pérdida de fugas del 40-41 por ciento del agua potable que se trae del Cutzamala o de los pozos que se están sobreexplotando.
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