La ciudad: más vivienda
En México la construcción de nuevas viviendas tiene ahora dos posibilidades: hacer más de lo mismo, extendiendo horizontalmente las ciudades, con los resultados que ahora se sufren; o densificarlas, construyendo verticalmente.
Son tan graves los problemas que ha causado la irracional extensión horizontal de la ciudad, que ahora se promueve —como solución mágica— la densificación vertical. La decisión no es fácil, ni sencilla. De hecho, desde 2010 se aprobó en la Ciudad de México una Ley de Desarrollo Urbano que ha permitido el cambio en el uso de suelo en algunas colonias y los resultados son muy contradictorios. Se logró densificar las colonias Polanco y la Del Valle, autorizando edificios de mayor altura. Pero, como es costumbre, no se previeron las consecuencias de esa densificación: no se aumentó el abasto de agua, o se amplió la capacidad del drenaje ni se promovió la construcción de estacionamientos. Tampoco se ampliaron las calles ni la capacidad del sistema eléctrico. Las consecuencias son evidentes: se congestionó el tráfico y se aumentó el número de residentes, sin aumentar los servicios ni mejorar su calidad.
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