Marcha queretana: 5 de mayo, Pasteur e Independencia
Por M.N.U y Lic. Gabriel Ballesteros Martínez
No, no piensen que sigo trabado en 2010. No va de música heroica ni mucho menos de festejos bicentenarios, no. En esta ocasión va de “marcha” a la española; marcha del verbo vida nocturna; va de fiesta, de jolgorio, de milonga; va de copas. ¿No se le antoja soltarse el pelo tantito? 5 de Mayo, Pasteur, Plaza de Armas e Independencia le ofrecen a Usted exitosamente, una zona de marcha para todos los gustos, edades y bolsillos. Nuestra ciudad lo puede seducir cualquier sábado. Segura, variada y simpática. Monumental y panorámica; si lo prefiere, oscura y rinconera.
Aquellas casonas, poco a poco han ido sucumbiendo a la vocación turística de nuestra esplendida Plaza de Armas, que funciona como un enérgico imán que atrae al paseante más reacio, ya venga por el Zenea o desde las alturas del Barrio de la Cruz. La aventura puede comenzar por cualquier flanco: en el estacionamiento subterraneo de la Plaza Constitución o a la vuelta y vuelta hasta encontrar lugar, lo que podría suceder allá por Teresitas o en el otro extremo de Pasteur, casi hasta el Río. Aconsejo lo primero, sin embargo siempre será la mejor opción llegar en taxi.
Para cenar el menú es variado: sushi, enchiladas queretanas en Chucho el Roto o unos “jochos” afuera de la Sancho Panza. Para beber, un mojito oyendo a los cubanos con la familia Del Prete en el Mesón de Santa Rosa o una cerveza alemana de “a devis”, en un bar estilo grunge que se ubica antes de doblar la esquina a Independencia, en lo que fue la Florería Encanto del buen Gamaliel. Personalmente, prefiero el estupendo mezcal con chapulines de María y su Bici; lo difícil es escoger de cuál de los 22 estados de la República lo quiere uno, o si se antoja de coco o de cajeta.
Las banquetas podrían ser más amplias, pero resultan suficientes pues no hay prisa. La iluminación de las casonas de la Legislatura y del Portal Quemado, quedan lúgubres ante la nueva vista nocturna del Palacio de la Corregidora. Se ve como “hinchao”, con un repellado tipo hacienda que impone al llegar a la esquina de 5 de mayo y Pasteur. Más allá, la vista del andador rematada por la cúpula de San Francisco, simplemente una postal.
Cuando se trata solo de ver gente pasar y reflexionar sobre la vida, la opción pueden ser los portales del Café Marrón, el patio o la biblioteca de Agapito Pozo, ahora convertidos en una socorrida estancia para el “güiri güiri”. Pero si quiere que lo entretengan, le van a faltar cachetes para reírse con Shayo y Margarito en el Teatrito de la Carcajada, donde también podrá ver a Rulecindo pelear con un “trespatines” extraordinario, versión Ignacio Pérez.
Si no quiere prefacios y decide pasar directo a la copa y al espectáculo, puede subir por 5 de Mayo (casi en la esquina de López Rayón) hasta otro teatro/bar que se llama “El Telón”, recientemente bajo la gerencia de Arturo Jiménez de Prado, que lo ha puesto de diez. Para el que anda marchito, este veterano personaje de la vida nocturna queretana y sobre todo excelente anfitrión, le puede servir un “abc” que resurge la energía que llevamos dentro y se puede seguir de marcha. Ahora bien, si de lo que va es de romance, le sugiero dos opciones: una velada de mucha categoría con el maestro David Filio y su compadre Chencho (Mexicanto) en La Tramoya o el Consentido Bohemio para los donjuanes que requieren más apoyo. En la refinada Casa de la Zacatecana, el extraordinario elenco de Trejo Luna será su mejor celestina; si no cae la susodicha o el galán se resistiera, pues que le digo… de plano váyanse al Jota b Jota a rematar con Jorge Mercado, haber si el túnel del tiempo tiene mejor efecto que las baladitas de los hermanos Castro.
Todo tiene su lado bueno y su lado malo. Para cualquier turista esta cuadra puede resultar una aventura; para un queretano de marcha una gozada; pero si eres vecino de la zona, cada sábado puede ser una auténtica tortura. La modificación del uso del suelo es una lucha sin cesar entre vecinos y empresarios en el ring de la Delegación del Centro Histórico. Mi opinión es que en conjunto con los restaurantes de Carranza y el Callejón de la Verónica (de suculentas ensaladas); el Corral de Comedias, la Terraza de “el Tal y Cual” y los restaurantes de Plaza de Armas, el primer cuadro ya está más que completo. Autoridades, vecinos y empresarios deben cuidar el balance de este recorrido, evitar que se sature, que se vuelva estridente. A nosotros nos toca no tapar cocheras, tirar la basura en las papeleras y sobre todo, no convertir ficus y macetones en w.c.
Es importante que la vigilancia no cese y así, la algarabía de los portales siga convocando mimos, floristas y músicos improvisados en busca de unas monedas. Nada tenemos que envidiarle a las principales capitales europeas, pero si algo que copiar de ellas: la cultura del equilibrio entre la fiesta y la habitabilidad para que la marcha perdure.
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