Reconstrucción de casas tras sismos de 2017 terminará hasta dentro de 2 años
La reconstrucción de viviendas dañadas está tomando más tiempo porque a cada una de ellas debe llegar un arquitecto o ingeniero para dar asesoría técnica, indicó Román Meyer, titular de la Sedatu.
Ya han pasado dos años de los sismos que afectaron al centro y sur del país y pasarán al menos otros dos años para que termine la reconstrucción de viviendas afectadas con apoyo del gobierno.
En entrevista con Forbes México, Román Meyer, titular de la Secretaría de Desarrollo Agrario, Territorial y Urbano (Sedatu), admitió que existe un retraso en las metas de reconstrucción que la propia administración federal se planteó para este 2019.
El funcionario estimó que en materia de vivienda, cerrarán el año con un avance superior al 50 o 60% de las metas e indicó que se terminará lo restante en el primer trimestre de 2020.
Posteriormente, mencionó, se continuará de inmediato con las acciones contempladas ya en el Presupuesto de Egresos de la Federación (PEF) 2020.
“No va a haber un momento en que nos detengamos”, aseguró. “No se va a encontrar un momento en el cual se detengan los procesos de reconstrucción de vivienda”.
La principal razón del retraso específicamente en la reparación o edificación de nuevas casas es que, a diferencia del sexenio anterior, en esta ocasión se está brindando apoyo técnico a las familias damnificadas.
El gobierno de Enrique Peña Nieto, recordó el secretario, estableció que por medio de tarjetas se repartiría una cantidad fija a los damnificados, dependiendo de si sus casas habían sido sólo dañadas o si se habían caído completamente: 18,000 y 120,000 pesos, respectivamente.
Con esa dinámica, abundó el funcionario, no importaba si el dinero alcanzaba para la reparación ni tomaba en cuenta costos variables.
“Cada vivienda fue afectada de diferente forma, los sistemas constructivos son diferentes, los costos de los materiales son diferentes, los costos de mano de obra son diferentes dependiendo la región de cada país”, mencionó.
Meyer detalló que ahora cada vivienda dañada tendrá la asesoría de un arquitecto e ingeniero y será éste el que, tras visitar el inmueble, determinará el apoyo económico a recibir.
“Aquí lo que estamos haciendo es que le estamos asignando un responsable técnico a cada vivienda, o bien es un arquitecto o ingeniero que hace el proyecto de restauración o reconstrucción de la vivienda afectada con la familia y con base en ese proyecto, se cuantifica, se genera una cálculo de insumos y ya sabemos precisamente que esa vivienda requiere 85,425 pesos (por ejemplo) o requiere 220,000 pesos”, explicó.
Esa asesoría personalizada, reconoció, puede implicar más tiempo en el proceso de reconstrucción, ya que en ciertas regiones, por ejemplo el Istmo de Tehuantepec –una de las zonas con más damnificados–, los asentamientos urbanos se encuentran más distantes entre sí y eso complica el desplazamientos de los técnicos.
Pese a ello, el titular de la Sedatu ofreció acelerar los procedimientos para no prolongar más la distribución de la ayuda a todos los que la necesitan.
“La velocidad sí es un factor muy importante y sí vamos a meter un mayor acelere en ese tema”, prometió.
Castigo a irregularidades
Desde el proceso de entrega-recepción del gobierno federal, el secretario Meyer y su equipo hallaron irregularidades en el reparto de dinero a los damnificados por el sismo; no obstante, las denuncias y sanciones por esas anomalías no corresponden a la Sedatu.
El titular de la dependencia aclaró que ésta no cuenta con los cuerpos técnicos necesarios y que legalmente le corresponde a la Secretaría de la Función Pública (SFP), a la Auditoría Superior de la Federación (ASF) y a la Fiscalía General de la República (FGR) interponet alguna denuncia por presuntos desvíos o algún otro posible delito.
Lo que sí ha hecho la Sedatu, agregó Meyer, es colaborar con más de 100 auditorías que se han hecho en el tema, algunas de las cuales no han hallado datos que deberían existir, por lo que se ha procedido a levantar actas circunstanciadas por carencia de información.
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