Por Víctor Pernalete
Se debe tener clara la parametría de la ciudad antes de comenzar los proyectos de obras públicas, para que éstas cubran las necesidades del presente y el futuro que tiene la ciudad y su población, señaló Gabriel Ballesteros Martínez, especialista en desarrollo urbano y ex Secretario de Gobierno Municipal durante el trienio de Armando Rivera Castillejos.
“Si no tenemos una visión de ciudad, sino tenemos la parametría para saber cuáles son los indicadores de nuestra ciudad, cuántas personas somos, cuántas vamos a ser. Si no sabemos cuáles son las circunstancias de nuestro atlas de riesgo, es decir, todo lo que necesitamos para saber qué pasa con la población, pues difícilmente podremos saber qué tipo de ciudad necesitamos.
“Después podremos saber qué tipo de equipamientos o de vialidades, de acondicionamiento para el transporte o la recreación debemos hacer”, explicó.
Ballesteros Martínez, quien participó en la conferencia “Problemas y soluciones de la metrópoli; hacia un nuevo proyecto de ciudad”, que se realizó en el auditorio de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales, indicó que actualmente los gobiernos realizan la obra pública de acuerdo con su propias consideraciones, y es necesario pasar a un escenario en el que la ciudadanía tenga una participación activa en las decisiones sobre qué obras públicas requiere la ciudad.
“Nuestra historia nos ha dicho que nuestros gobernantes deciden hacer obra pública porque así consideran, en su particular opinión, o de sus secretarios y sus asesores. Yo por lo que pugno es porque transformemos esa realidad institucional en una planeación participativa ciudadanizada”, exhortó.
Respecto a las obras públicas que durante los últimos dos años y medio han realizado tanto el Gobierno Estatal como el Municipal, Ballesteros Martínez sostuvo que, por el momento, han resuelto problemáticas puntuales del tránsito de la ciudad, pero en una visión a futuro habrá que ver si están en sintonía con el Querétaro de los próximos 15 años.
“Han resuelto en mayor o menor medida los nudos viales de la ciudad. Se han hecho en virtud de que se ha hecho ciudad en una velocidad superior a la capacidad de planearla.
“Lo que me parece que es necesario hacer es que no nos vuelva a pasar que en 15 años tengamos que remendar la ciudad con obra pública emergente porque tengamos nuevos nudos, porque soslayamos planearla y favorecimos construirla”, reiteró.
“El transporte público debe ser la orientación para cualquier visión de ciudad”
Gabriel Ballesteros Martínez consideró que las obras públicas realizadas por las actuales administraciones –estatal y municipal–, no han tenido en cuenta al transporte público y a esta altura sería difícil replantearlas para que sirvan para este propósito.
“Estas obras olvidan el transporte colectivo, lo dejaron de lado. Fue una oportunidad, no se aprovechó; hoy sería muy caro replantear esas obras para agregarles un carril dedicado a los autobuses, o para un tren elevado”, señaló.
Añadió que debido a la gran cantidad de personas que usan el transporte público es necesario que este servicio sea el que guíe el desarrollo de las políticas públicas en cuanto a movilidad.
“Hay una gran cantidad de personas que se movilizan en transporte colectivo. Éste debería ser a mi parecer la orientación de cualquier visión de ciudad que tengamos para Querétaro en los próximos 25 años.
“En lugar de favorecer el vehículo, deberíamos estar favoreciendo los carriles dedicados, el reordenamiento de rutas, el reordenamiento de paradas, de frecuencias de paso; esto nos llevaría a un sistema de transporte público que sería atractivo para las personas que usamos coche”, explicó el catedrático del ITESM campus Querétaro.
El especialista en desarrollo urbano manifestó que en estos momentos no es necesario invertir en infraestructura para reordenar el transporte público y adaptarlo de mejor manera a las necesidades actuales y de futuro de los usuarios queretanos.
“Indiscutiblemente. Hoy en día la oportunidad de reformar lo que tenemos existe. Tenemos que cambiar el concepto de la concesión y no favorecer el hombre-camión, no favorecer el acaparamiento de concesiones, tenemos que apoyar que se institucionalicen las organizaciones que prestan el servicio de transporte”, afirmó.
Para Ballesteros Martínez, el sistema de concesiones puede seguir en curso, sin embargo, es necesario llevar a dichos concesionarios a un escenario en el que brinden un servicio de calidad sin que esto signifique una pérdida económica.
“Lo que hay que hacer es darle al actual sistema de transporte público una oportunidad en sí mismo. No tenemos por qué quitarle a nadie su negocio, lo que necesitamos es que nos permitan ayudarlos a replantearlo”, sugirió.
Uno de los cambios esenciales que se deben dar en el paradigma actual del sistema de transporte público es que, al igual que en los países donde se tienen sistemas de transporte colectivo modernos, no se privilegie el hecho de que el transporte vaya al pasajero, sino al contrario.
“En todos los sistemas de transporte colectivo razonables, el pasajero va al transporte. Tenemos que crear los andamiajes de este sistema: paradas, corredores, hacer las centrales de transferencias agradables, donde la gente pueda comprarse un refresco, se pueda sentar en una banca, esté sombreado y se pueda leer el periódico. Donde se pueda dejar la bicicleta y tenerla ahí cuando regrese”.
“Además del transporte público, es necesario cambiar el sistema legal”
Gabriel Ballesteros Martínez indicó que actualmente es una prioridad para la ciudad tener un Código Urbano para regular jurídicamente el desarrollo de la metrópoli.
“Yo no opinaría cuál obra pública considero es más importante. Creo que hay dos sistemas que debemos corregir: primero el sistema legal, es decir, si a mí me preguntas a qué se debe dedicar el Secretario de Desarrollo Urbano y el Secretario de Gobierno, es a lograr sacar el Código Urbano. No hay otra prioridad mayor que tengan la ciudad y el estado”, enfatizó.
Actualmente, está a punto de entrar en vigor una reforma a la Constitución sobre el derecho urbano, que será importante para el desarrollo de las zonas metropolitanas.
“En el nuevo derecho urbano constitucional que estamos a punto de tener, tras una reforma que hubo el pasado 4 de mayo, se cambió en 12 artículos. Uno de sus elementos es reconocer el fenómeno metropolitano. Si se reconoce definitivamente, los gobiernos municipales de las zonas conurbadas van a tener que planear en conjunto”, dijo.
Esto obligaría a municipios como Querétaro, Corregidora, El Marqués y Huimilpan, que forman la zona metropolitana de Querétaro, a definir conjuntamente las políticas públicas de desarrollo urbano que puedan tener una afectación sobre la zona metropolitana. Será necesario, entonces, que los cabildos municipales se reúnan a la hora de decidir si se efectúa una obra pública o no.
Respecto a desarrollo urbano, el próximo alcalde tendrá tres retos por delante
Más allá de la necesidad de realizar una obra pública, el próximo alcalde de Querétaro tendrá, a decir de Gabriel Ballesteros Martínez, tres tareas por delante: regeneración urbana, cambiar el sistema de cambio de uso de suelos y establecer un sistema de participación ciudadana coercitiva.
El ex Secretario de Gobierno Municipal se pronunció a favor de “Impulsar la regeneración urbana y el llenado de los vacíos urbanos, de los lotes que ya cuentan con servicios dentro de la zona urbana, antes de permitir la habilitación de suelos de labor”.
La segunda tarea refiere a “establecer con claridad que aquel que sea beneficiario de un cambio de uso de suelo tenga un año calendario para presentar su proyecto construcción para definir qué va a hacer con el suelo.
“Es decir, eliminar las condiciones legales que privilegian la especulación. Hay personas que son derechohabientes de un cambio de suelo de hace tres trienios, y han venido siendo beneficiarios de la obra pública y sus suelos pasaron de valor cinco pesos a mil 500 pesos”.
Por último, la tercera tarea propuesta por Ballesteros Martínez está en función de que los ciudadanos participen en las políticas públicas sobre desarrollo urbano y que tengan, además, herramientas legales para hacer cumplir los acuerdos alcanzados.
“Antes de decidir la obra pública, que una persona ponga una tienda o ponga una fábrica, tenemos que conocer la vocación del suelo. Estudiar el suelo para después una prospectiva del suelo, y que esa planeación sea obligatoria y coercible, para obligar a mi gobernante a cumplir con lo que planeamos”, concluyó.
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