Pacto Metropolitano
Por MNU y Lic. Gabriel Ballesteros Martínez
La agenda 2012 en materia de política urbana no es poca cosa; el año que comienza podría ser un hito en la historia de nuestro país o bien otro año perdido. Hoy estamos ante la consolidación de la Reforma Constitucional en materia urbanística, la Nueva Ley de Asentamientos Humanos y el nuevo Código Urbano para el Estado de Querétaro, instrumentos que obligarían a su vez a configurar un nuevo compendio de reglamentos municipales.
Si los políticos quieren y los empresarios del desarrollo urbano masivo lo permiten, en este 2012 se podrían lograr las reformas de política urbana que nos urgen. Todo lo que se requiere debatir está en la mesa; de hecho, casi todos los acuerdos que se requieren están tomados y solo falta el impulso de aquellos que siendo unos cuantos, quieran dejarnos pasar a la siguiente etapa; aquellos que más allá de su siguiente cargo público o su siguiente mega negocio, se la quieran jugar por la sustentabilidad de las ciudades mexicanas.
Emergencia urbana fue la conclusión del V Congreso Nacional de Suelo Urbano sucedido en Tijuana el 8 y 9 de diciembre pasados; una conclusión espeluznante después de analizar cifras e indicadores que prefiguran el caos urbano ambiental en unos cuantos años, de hecho en esta generación. Si seguimos oponiendo resistencia a la reorientación de nuestras instituciones, si seguimos sin fortalecer controles y sin planear con visión de interés público, vamos directo a una colisión de intereses que llegará a ser por la mismísima supervivencia tipo Mad Max.
Más allá de exageraciones gráficas, la nuestra es de esas emergencias con sirenas y paramédicos, de atención inmediata y en algunos casos, en algunas ciudades de México, de resucitación. Y es que la política urbana no se hace con parches ni remiendos de obra pública, se hace con acuerdos políticos y sacrificios; se logra cuando concesionarios, contratistas, arquitectos, políticos y ciudadanos comparten una visión y la trasladan a la Ley; se da cuando esa ley se vuelve fuerza pública si es necesario y con los pantalones bien puestos se le devuelve al suelo su valor social. Está bien fácil…
Si a la mexicana estábamos esperando el caos para reaccionar déjenme sorprenderlos: los kilométricos acueductos, los cerros de basura que sin utilidad enterramos; los programas hoy no circula que estamos por implementar y los millones de pesos que hay que invertir en infraestructura para la movilidad, son solo leves ejemplos de la crisis hacia la que nos dirigimos. De seguir sin ley urbana lo que viene como en muchas ciudades de este país, es la ingobernabilidad del espacio público y peor aún, todos los efectos de la fragmentación social que es el episodio final de esta novela apocalíptica.
Pareciera estar rudo el panorama para legislar. En el mes de enero tendremos el Congreso de Movilidad Sustentable en Querétaro para seguir dándole la vuelta al tema del transporte colectivo, quizá otra vez sin entrarle de lleno; en abril candidatos promesas y… mas promesas… quizá compromisos; en julio elecciones y en septiembre se van los actuales diputados, esperemos no por la puerta de atrás. Para el mes de octubre nuevos presidentes municipales y el 1° de diciembre nuevo Presidente de la República…
No obstante estas circunstancias y frente a este nada prometedor año que comienza, el nuevo urbanismo mexicano estoy seguro que resistirá y seguiremos neceando. No puede haber tregua electoral cuando la impericia legislativa nos ha llevado al extremo.
Yo invito a todos quienes desde la posición de ciudadanos hemos asumido el compromiso de impulsar un cambio institucional, a que insistamos y logremos con nuevas leyes la recuperación de la soberanía popular sobre el desarrollo urbano, la planeación y el equilibrio ambiental. Hagamos que 2012 año difícil –como todos los electorales—no sea otro año perdido.
La Ciudad no merece ya improvisaciones, parches ni ocurrencias. Cuando el futuro nos alcance en 2012 quien quiera ser presidente de uno de los municipios conurbados que forman la Capital, debe ser capaz de explicar líneas definidas de política urbana. Debe dar muestra de entender y ser capaz de integrarse a un solo equipo, el del Gobernador Calzada, más allá de los colores que abandere. Sobre todo, debe declarar un compromiso con la sustentabilidad, más allá de representar los intereses de sus patrocinadores –o peor aún– los suyos propios.
Preocupa particularmente el futuro del municipio del centro. La ventaja que pareciera tener Armando Rivera dentro de Acción Nacional es –y lo digo con conocimiento de causa—un riesgo para el recurso suelo.
Armando es proclive a ponderar el privilegio sobre la razón; le gusta favorecer intereses poco solidarios y nunca desecha la idea de integrarse como agente económico valiéndose de sus decisiones como político.
¿Su técnica? es la misma que ha perdido al PAN en todo el país: mucho gasto público a través de programas populistas adornados con propaganda excesiva y obra pública rimbombante; mientras, se aprovecha ese “equilibrio” para servir a grandes negocios que apuntalan al más rico, mediante concesiones, cambios de uso de suelo, favores y descuentos… No, no se me hace que vaya por ahí. Querétaro no necesita tanta experiencia en un Alcalde, sobre todo cuando el personaje no tiene más objetivo que llegar a 5 de mayo y Pasteur (aunque no tenga bien claro para qué…).
En el otro lado, entre los precandidatos que han sonado del PRI, los personajes si bien diversos en estilo, están cortados con una sola tijera, todos hacen ciudad: Abraham González, Alfonso García Alcocer y el recientemente incorporado a la pasarela, Juan Arturo Torreslanda, se dedican profesionalmente al desarrollo urbano. Si partimos de la base que no hay desarrollador dócil, más allá de gustos y posibles críticas a la manera como lo hacen, su participación en la urbe es antigua y generalmente para bien, tanto público como particular.
En 2012 tenemos que lograr la unificación definitiva de una verdadera política urbana con una de desarrollo social sin etiquetas. La lucha por la alternancia democrática y el valor del voto es tema de los noventas; hoy, a la Ciudad le urge un equipo de personas en el sector público, que tengan una conciencia de futuro y un mínimo de respeto histórico. No necesitamos a nadie que venga a “rescatar” lo que perdió ó venga a “trabajar para nosotros”.
El equipo de presidentes y regidores del próximo periodo constitucional debe impulsar y defender un proyecto metropolitano. Para ello cada uno deberá ceder la oportunidad individual de su trienio para entregar su fuerza y potencial a la causa de la Ciudad, con “C” mayúscula. Tienen una chamba muy fácil: cambiar el “chip” de la política municipal tradicional, por el de la visión de Estado que trajo consigo Pepe Calzada. Deberán unir presupuestos, revitalizar los reglamentos con una visión homogénea y entrar de lleno a la etapa de la planeación conjunta.
González, García Alcocer ó Torreslanda; Tamborrel, Nava ó Rivera; Zapata ó Montoya… quien sea; si no nos ofrecen un proyecto con visión ¿para que los queremos?…
Termino esta serie con una anécdota: hace algunos años mi esposa (q.e.p.d.), molesta por mi ausencia en casa, me hizo levantar la mirada hacia el Centro Sur apuntando al – por entonces– nuevo edificio municipal donde yo trabajaba. Me preguntó –¿tú crees que en verdad nos importa lo que pasa allá?…– ante mi respuesta afirmativa, me dijo asumiendo su papel de ciudadana común, lo que por su contundencia fue una lección que me dejó en total silencio… –¡¡pues si no saben lo que pasa acá ¿cómo quieren que los quieran?…!! ahí se las dejo.
Por MNU y Lic. Gabriel Ballesteros Martínez
Con miras a la próxima elección municipal, el futuro de la Zona Metropolitana de la Ciudad de Querétaro es una incógnita en todo el sentido de la palabra. Sin una visión de largo plazo compartida entre los municipios conurbados; sin un acuerdo político en materia de planeación y, sin un control efectivo de las decisiones sobre la obra pública, caminamos de nuevo sin rumbo claro, a la selección de los alcaldes que tendrán para gastar cerca de 4,500 millones de pesos entre el 2012 y el 2015.
¿Que esperar ó más bien dicho que pedir? Las precandidaturas son tan abundantes que las filas llegan a Conin. En la baraja de personajes parece que hay de todo: los necios ambiciosos; los nostálgicos del poder que quieren más; los nuevos políticos emanados de la sociedad civil organizada y los de siempre, que acostumbrados a mandar piensan que si no son ellos, será alguien que puedan controlar.
De acuerdo con nuestro sistema electoral –se supone— son los partidos los que deben preparar una plataforma o propuesta electoral; y para ello consultar a sus militancias. Supuestamente también, para eso les damos financiamiento público, de tal manera que permanezcan en contacto con el pueblo y puedan saber que queremos; sin embargo, subyace la pregunta: ¿algún partido estará preparando un proyecto de política urbana para la Ciudad?…
Como no lo creo pero me encantaría estar equivocado, los invito a estar pendientes, pues ya pronto llegará el día que los próceres partidistas y los candidatos tendrán que decir esta boca es mía, y se darán cuenta que contrario a otras ocasiones, la gente estaremos muy atenta a escuchar que visión se propone de la ciudad, del uso del suelo y de la inversión en obra pública.
Ya no queremos que se repita la historia de los presidentes municipales actuales, a quienes el futuro ofrecido en junio de 2009 se les ha vuelto un presente incómodo que les quita el sueño, que los domina y los desespera. Es un futuro que los ha alcanzado, mientras su proyecto original se disuelve de reunión en reunión y de discurso en discurso, igual que un alka seltzer en medio vaso de agua.
Las experiencias con el Gobierno de Francisco Garrido y los gobiernos de la Capital de Armando Rivera, Manuel González Valle y Francisco Domínguez (aun en proceso) nos han enseñado que si no nos ponemos abusados, la ciudad se nos puede salir de control definitivamente y después no habrá dinero que alcance para volverla a zurcir con mega puentes o “soluciones” de todo tipo.
Y es que hay que ser francos, hoy –a toro pasado– cuestionamos la falta de transparencia con que se manejaron la Ciudad de las Artes, el Fray Junipero o el Bicentenario. Nos hemos puesto muy comparativos con el avance del Distribuidor Capital, pero la verdad cuando hemos tenido la oportunidad, pocos muy pocos han levantado la mano para señalar, más allá de corruptelas (que es otro cantar), que en lo urbano las obras resultan –por una o por otra razón– carentes de soporte social efectivo, calidad o pertinencia.
Aquel que quiera el voto, vaticino ya no le será suficiente comprarse una militancia, o atemorizar a los grupos con su supuesto músculo electoral. El que quiera gobernarnos tendrá que demostrar claramente cuál es su verdadero propósito; para qué quiere ser uno de los presidentes municipales de la metrópoli y ganarse con propuestas serias y posibles, la oportunidad de ejecutarlas.
Gracias a todos los que siguen esta columna, pues cada que nos envían un mensaje se sostiene el entusiasmo. Los invito a seguir el programa Hacer Ciudad durante el mes de junio por www.radiociudadypoder.com donde haremos un recorrido por la historia de nuestro urbanismo a través de los gobernadores de Querétaro sus obras atinos y desatinos.